DPNG levantó información sobre el ecosistema de volcán Wolf

La cima de este volcán, el más alto del archipiélago, alberga la única población de iguanas rosadas del mundo, especie de la que se tiene poca información.
La cumbre del volcán Wolf es uno de los sitios más interesantes para la investigación de todo el archipiélago, opinan los técnicos de la Dirección del Parque Nacional Galápagos (DPNG), institución que recientemente realizó un monitoreo ecológico de este ecosistema.
Pese a tener una altura de 1 707 metros sobre el nivel del mar (msnm), su ecosistema es completamente seco, compuesto por bosques de cactus, vegetación arbustiva y herbáceas propias de las zonas áridas, cercanas al mar, esto ocurre debido a un fenómeno de inversión climática. Este es el hábitat de la iguana rosada (Conolophus marthae), especie descubierta en el año 2009, que atrae los esfuerzos de los técnicos por conocer más sobre su ecología.
Durante 10 días, por primera vez, un grupo de técnicos y científicos de la DPNG realizó un monitoreo ecológico de volcán Wolf, ubicado al norte de la isla Isabela, para obtener información referente a las especies que conforman este ecosistema y su dinámica.
Durante este monitoreo, tomaron datos para conocer el estado poblacional de iguanas rosadas; entender la interrelación de éstas con las iguanas amarillas (Conolophus subscristatus,) trabajo que se lo desarrolla en colaboración con la Universidad Tor Vergata de Roma; colectar muestras de sangre de tortugas terrestres en busca de híbridos de las desaparecidas especies de Pinta (Chelonoidis Abingdonii) y Floreana (Chelonoidis elephantopus); y levantar un inventario completo de la vegetación, cobertura de especies leñosas, estructura del suelo y evaluación del estado de la población de cactus (Opuntia insularis).
Reproducción
Los técnicos encontraron seis subadultos (individuos listos para reproducirse) de iguanas rosadas y una recién eclosionada, por lo que no se pudo determinar la especie a la que pertenece. Estos datos son alentadores, pues desde su identificación como una nueva especie y tras varios viajes de monitoreo, no se había logrado confirmar que existiera reproducción y reclutamiento de juveniles a la población adulta de iguana rosada.
Una parte importante del trabajo fue el censo de iguanas rosadas, cuya población se estimaba en 350 individuos, pero de acuerdo a los datos preliminares obtenidos en este último viaje podría oscilar entre los 450 y 500 reptiles.
Para Washington Tapia, guardaparque responsable de Investigación Científica de la DPNG, “la población sigue siendo pequeña, por lo que en los próximos meses se debe iniciar un programa de reproducción y crianza en cautiverio, que nos ayude a incrementar el número de individuos y así contribuir a la conservación de la especie”.
Con la colaboración de la Fundación Charles Darwin se realizó análisis de las heces colectadas de iguanas rosadas; los resultados preliminares muestran que existen al menos 16 especies de plantas nativas y endémicas incluidas en su dieta, especialmente Lippia rosmarinifolia, que es abundante en este hábitat.
Las iguanas rosadas habitan entre los 1 300 msnm y la cumbre del volcán. Comparten el hábitat con las iguanas amarillas, también endémicas de Galápagos. En esta expedición se encontraron siete iguanas con características hibridas en su morfología, por lo que se tomaron muestras de sangre para realizar análisis genéticos que confirmen o descarten esta presunción.
Estudio y monitoreo de los reptiles
En total, los guardaparques capturaron y marcaron con microchips y con hierro caliente a 74 iguanas rosadas y 67 iguanas amarillas. Estos procedimientos no le causan daño a los reptiles y permite a los técnicos tener los datos del animal hasta su muerte; se estima que llegan a vivir entre 60 y 70 años.
Adicionalmente, se tomó el peso y medidas morfométricas como largo del cuerpo, largo de la cola, cantidad de escamas inguinales y poros femorales, y se registró varias medidas de la cabeza, a fin de documentar las diferencias morfológicas entre las iguanas rosadas y las amarillas.
Los técnicos también encontraron una zona de anidación de iguanas, ubicada en la cumbre del volcán, y una de tortugas gigantes localizada en el interior del cráter, el cual tiene aproximadamente 5.7 kilómetros de diámetro, con flujos de lava sin vegetación producto de las últimas erupciones.
En el área de estudio que comprendió unos 40 kilómetros cuadrados, los guardaparques –además del trabajo descrito- tomaron muestras de sangre a 35 tortugas gigantes de diferentes edades, para determinar con análisis de laboratorio si en alguna de ellas existen genes de las extintas tortugas de las islas Pinta o Floreana, a fin de incluirlas en un programa de reproducción en cautiverio para intentar, a largo plazo, “resucitar” estas especies.
En cuanto a aves endémicas, los guardaparques registraron una población en crecimiento de gavilanes de Galápagos, pájaros brujos, papamoscas, y varias especies de pinzones de Darwin.
Datos evolutivos
En términos evolutivos, los estudios genéticos revelan que las otras especies de iguanas de Galápagos, tanto terrestres como marinas divergieron hace un millón de años, pero la iguana rosada lo hizo hace más de 5 millones, cuando probablemente la isla Isabela – donde actualmente está su hábitat – aún no existía, por lo que los científicos creen que el proceso evolutivo se dio en una isla que actualmente ya no se encuentre emergida. El cómo llegaron las iguanas rosadas a vivir en una de las islas más jóvenes del archipiélago, en la cumbre del volcán más alto, es la respuesta que los científicos y técnicos de la DPNG del Ministerio del Ambiente, en colaboración con la Universidad Tor Vergata, intentan develar. Por ahora, en busca de una respuesta estudian unos pocos huesos semi-fosilizados de las extintas iguanas de la isla Santiago.